La
economía del lugar se basa en la pesca y en las industrias maderera, textil y
alimentaria, y también en el comercio de productos de artesanía, principalmente
marquetería y joyería.
Essaouira
goza de suficientes atractivos que justifican una visita. Desde la
medina, pasando por la Gran Mezquita o la fortaleza Skala du Port, el barrio
judío…, todo merece ser visto, todo resulta estimulante en un sentido u otro.
Pero
en este artículo vamos a ceñirnos al mil veces nombrado Puerto de Essaouira (Mogador).
Depósito de redes. |
El puerto está protegido por una barrera de arrecifes rocosos. El canal de entrada a la bahía es angosto y, por lo que nos comentaron, peligroso, siendo accesible sólo para barcos de pequeño tonelaje.
Mezcolanza de pateras, barcos de cerco, arrastreros... La mayoría serían para el desguace en cualquier país europeo. |
La
incesante actividad del puerto de Esauira comienza por las mañanas con el
retorno de los barcos pesqueros de faenar durante la noche en alta mar. Atracan
acompañados de las ruidosas y descaradas gaviotas que forman parte del paisaje
del puerto. Tras desembarcar el pescado, se organiza inmediatamente la venta o
subasta del mismo.
Inmediatamente,
los pequeños vendedores del puerto comienzan a limpiar los pescados en el mismo
muelle, sobre tablones o cajas de madera que hacen de mostrador. Tiran al suelo
las escamas, cabezas y vísceras, que no duran mucho tiempo ya que las gaviotas las
“roban” inmediatamente.
Los pescados se limpian inmediatamente. El espectáculo es increíble |
Los pescados presentan una variación tremenda.
Pueden verse, entre otros, sardinas, caballas, anguilas, peces sable, doradas,
lubinas, salmonetes, sepias y mariscos diversos (centollos, bogavantes,
langostas), e incluso rayas, rapes y morenas. Muchos de ellos terminan en la
parrilla tras ser elegidos por los comensales, los cuales los consumen en unas
mesas al aire libre.
El pescado aguanta por que es fresco ya que el hielo y el agua corriente en los puestos brilla por su ausencia. |
La variedad de pescado y marisco llama la atención. Es difícil elegir... Lo que parece es que en Marruecos no hay ni restricciones o cupos de pesca ni pescado de descarte y todo se aprovecha. |
Por curiosidad, vamos a tratar de identificar las diferentes especies que se ven en las fotografías tomadas en uno de los puestos:
El tipo de pescado y marisco que se aprecia en esta fotografía es el que habita fondos blandos litorales (arenosos, de grava y cascajo, o fangosos) de cierta profundidad (50 a 200 metros), por lo que probablemente estén capturados con artes de arrastre.
Si observamos más atentamente, podemos
diferenciar especies típicas de las costas marroquíes y otras especies que también habitan nuestras aguas:
Entre los peces rojos, la mayoría de la familia de
los espáridos (parecidos a los besugos) hay cachuchos, samas marroquíes, garapellos también llamados "breca moruna" y aligotes.
Otra vista del mismo puesto. En el centro las gambas y gambones, flanqueados por los lenguados. Parece que no tienen mal gusto los consumidores de pescado marroquíes... |
Hay otros peces rojos, gallinetas o
cabras de altura, más parecidos a los cabrachos que también se pueden ver en
nuestras pescaderías y alfonsinos (parecidos al rey).
Los lenguados parecen ser abundantes, típicos de fondos arenosos.
Entre los peces de color plateado se
observa algún ejemplar de corvina joven (Marruecos es extremadamente rico en
este pescado), de brótola de fango (que por aquí llamamos locha) y algunas
pescadillas.
También se pueden ver en las fotos que hay algunos
jureles y galúas, una especie de la familia de los mugílidos (llamados también lisas o mubles), así como diversos sargos.
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Essouira cuenta, dentro de la medina, con un pequeño mercado de pescado, junto a la mayor plaza de la medina, la de Moulay Hassan, que también visitamos.
Allí pudimos encontrar oferta de pescados diferentes a los vistos en el puerto.
Aspecto general de los puestos |
Sardinas y corte de tiburón. |
Probablemente la pesca de una pequeña patera cogida con anzuelo. No podían faltar el pulpo y unas chopas. |
Nos llamó la atención la presentación de las aceitunas y demás encurtidos. Un regocijo de los sentidos. |
Tintoreras junto a galeras de las gordas. |
Parece que aprecian incluso las caracolas que aquí se desprecian. |
En resúmen, un día aprovechado, cargado de olores y sensaciones y con el olor del Atlántico presente en cada uno de los rincones, azules y blancos, de Mogador.