Esta modalidad de pesca deportiva es la menos
conocida de las que se practican en nuestras aguas. Mucha gente aficionada a la
pesca, ya sea desde costa o desde embarcación, al enterarse de que aún se
pescan besugos y merluzas en el Cantábrico, y a caña, esboza un gesto de asombro
y/o escepticismo.
Las calas son zonas de fondos que por su propia
naturaleza y situación concentran la vida marina, y fuera de ellos, las
posibilidades de pescar algo disminuyen drásticamente. Frente a Armintza,
Bermeo, Elantxobe, Hondarribia… a una decena o más de millas mar adentro y
cuando las condiciones meteorológicas lo
permiten, nos damos cita los aficionados a esta modalidad de pesca. Calas como
Mar de España, Okarantza, Santamoro, Eskote, etc., conocidas y visitadas desde
siempre por profesionales, son ahora lugar de reunión en aguas del País Vasco. La primavera es la estación que más aficionados atrae a la pesca de gran fondo.
La disminución progresiva de las capturas ha hecho
que la presión de los pescadores profesionales haya descendido mucho, ya que aun
habiendo pesca, no es rentable su explotación más que para unas pocas
embarcaciones.
La tentación de capturar merluzas, besugos o reyes y la menor presencia de profesionales en estos caladeros, unida a la gran presión
de pesca en aguas costeras, nos está llevando a cada vez más pescadores deportivos a dar el salto y pescar
más lejos y a más profundidad.
La pesca de gran fondo consiste en
hacer bajar una línea con varios anzuelos bien cebados y lastrada con un buen
peso a grandes profundidades, preferiblemente donde haya caídas de profundidad
o escalones submarinos, donde la plataforma continental empieza a descender y
en torno a montes submarinos. A estos puntos se les denomina
“cantiles”
Las profundidades más habituales de pesca oscilan
entre los 200 y 350 metros. Estos fondos pueden ser de fango, cascajo o piedra,
con caídas suaves o abruptas, variando según ésto las especies que se pueden
capturar, pero estando presentes en casi todos ellos las pescadillas y
merluzas, así como un pariente de menor tamaño, el lirio o bacaladilla, siendo
los besugos y reyes más escasos.
Los profesionales han usado fundamentalmente tres
métodos de pesca: el tradicional palangre de piedra-bola, la pesca con línea
vertical a boya y la pesca con carretones manuales y largas cañas, muy común en
las embarcaciones merluceras durante los años 60 y 70 del siglo pasado.
Los pescadores aficionados usaban variaciones de
estos métodos profesionales, pero con la llegada de nueva tecnología en
cañas y carretes eléctricos es cuando este tipo de pesca se ha hecho más accesible.
En esta técnica, italianos y japoneses dominan el mercado. Los precios no son
baratos pero el rendimiento y disfrute están asegurados.
Es ésta una pesca más de patrón que de pescador.
Requiere planificar la salida, preparar los aparejos, supervisar el equipamiento
del barco, contar con una sonda potente que detecte fondo a más de 300 metros, y
un buen GPS (y si éste tiene plotter, mejor), así como del conocimiento de
diferentes calas, etc. Y siempre la prudencia; mejor no salir cuando no está el
tiempo bien asegurado, ya que es ésta precisamente una modalidad de pesca que
necesita poco viento y no gusta de la marejada.
El resto del equipo consiste en:
- Carretes
eléctricos en cañas de 50 libras o específicas para este tipo de pesca.
- Línea
de trenzado multifibra del 0,40 para el carrete (1.000 ms).
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EQUIPO Y APAREJOS RECOGIDOS, A CASA CON LA PESCA |
- Bombillas
de luz para pesca que se ponen en el inicio del terminal (éste de monofilamento
del 0,80 con seis anzuelos del 2/0 y media braza de monofilamento del 0,60),
todo ello enlazado mediante giratorios y al final un plomo de entre 1kg y 1½
kg, según la intensidad de la corriente.
-Los cebos más usados son la sardina, entera o en
trozos, el txipirón y el verdel fileteado.
Normalmente se pesca a la deriva, por lo que los
vientos o corrientes que nos saquen del pesquero no nos convienen. Es
preferible pescar de más profundidad a menos para así pasar nuestros anzuelos
por toda la caída del cantil, donde es más habitual encontrar concentrado el
pescado.
También se puede fondear, (normalmente sobre fondos
de 200 m), para lo cual hay que tener preparado un buen arpeo con por lo menos
500 metros de cuerda y bastante pericia para luego recuperar el ancla. Otro
método que usamos cuando hay demasiada corriente o viento es el ancla de capa o
“paracaídas”, que frena la deriva de la embarcación.
Hay que mencionar la reglamentación. Ésta permite un
máximo de 2 carretes eléctricos por embarcación, y cada línea con un máximo de
6 anzuelos. Hay que tener la licencia de pesca que concedan las autoridades autonómicas, así como el permiso de pesca
de altura expedido por la administración central en sus delegaciones de
gobierno. Este permiso está sujeto a cupos máximos de pesca para la merluza,
normalmente 5 por pescador con licencia y con un máximo de 20 por embarcación.
Una salida habitual de pesca comienza siempre consultando
los partes metereológicos el día anterior y organizando la tripulación, ya que esta
pesca es una actividad que se hace mejor con ayuda, debido a que es de continuo
trabajo y bastante exigente.
Preparamos cebos y combustible, vamos lejos y estaremos bastantes horas con el motor
encendido. También preguntamos a otros amigos pescadores si van a salir.
Siempre es conveniente tener a alguien conocido bien dispuesto cerca. Ya hemos tenido en nuestro puerto hace poco un caso de hundimiento practicando esta modalidad de pesca, al coger una ola grande por popa y anegar la embarcación. La tripulación tuvo apenas tiempo de avisar a otro barco cercano con el que estaba en contacto, ponerse los chalecos y saltar al agua. Afortunadamente, en pocos minutos pudieron ser rescatados.
Solemos dejar el puerto de Lekeitio, ya sea a bordo
del Pitu o del Uxarre, al amanecer para empezar a pescar en la cala lo antes
posible. Las primeras caladas son fundamentales: ¿comerá hoy el pescado?, ¿cómo
estará la corriente?. Sólo podemos responder a estas preguntas echando los
aparejos bien cebados. Tras algúnos minutos de descenso, tocan fondo y el
marcador del carrete eléctrico nos dice que hemos soltado 500 metros de línea.
A la profundidad hay que añadir el efecto de la corriente. Nos dedicamos entonces
a observar con atención las oscilaciones de las cañas.
Las picadas de los peces más grandes o la
inclinación de las cañas cuando tienen varios pescados se ven bien a pesar de la profundidad. Otras veces
sin embargo parece que no ha picado nada y tras 10-15 minutos accionamos el carrete,
regulamos el freno y a esperar.
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MARUKA
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Es muy emocionante ver cómo empieza a curvarse la
caña y a patinar el freno, cómo tarda el aparejo muchas veces hasta 10 minutos
en subir. Nuestra imaginación se dispara: será un merluzón, yo apuesto por varios besugos,
para mí, por los tirones que da, es un rey… El tramo final de anzuelos (unas 12
brazas) se recoge a mano y se empiezan a ver los destellos de los pescados. Si
es plateado, merluza o lirio, si es rojizo, besugo o rey… Las
merluzas llegan hinchadas y no luchan, sin embargo, el besugo y el rey pelean
hasta el final.
También a veces se capturan kabratxos de altura,
lotxas, txitxarros negros y marukas. Siempre estamos esperando alguna otra sorpresa.
¡¡¡Quién sabe
lo que hay allí abajo…!!!!