MEROS GIGANTES
Hace poco apareció en
prensa y redes sociales la noticia de la captura de un enorme mero (denominado
como “warsow” por los pescadores norteamericanos), el 29 de diciembre del
pasado año, en aguas de Florida.
Es el ejemplar pescado más viejo de esta especie del que se tienen registros. El Instituto de Investigación de Pesca y Vida Salvaje de Florida ha calculado que el gigantesco animal tenía unos 50 años y pesaba casi 160 kilos.
Es el ejemplar pescado más viejo de esta especie del que se tienen registros. El Instituto de Investigación de Pesca y Vida Salvaje de Florida ha calculado que el gigantesco animal tenía unos 50 años y pesaba casi 160 kilos.
Los científicos han podido datar la edad del
animal tras extraerle el otolito, una importante parte del oído interno de los
peces óseos que se utiliza para determinar su edad. Se conocía hasta ahora que el mero es un pez longevo, pero no tanto. De hecho, en la base de datos de
“fishbase.org” el anterior ejemplar registrado más ancianete tenía “solo” 37 años.
Estos peces, también conocidos
como meros gigantes o goliath, miden de media dos metros y se cree pueden
llegar a superar con holgura los 3m y pesar entre 300 y 400 kilos.
Su carne es muy apreciada
y, por ello, es una especie amenazada por la sobrepesca, así como por la
contaminación de su hábitat.
Es uno de los trofeos más
espectaculares que puede capturar un pescador deportivo. Son peces muy voraces
y territoriales y no dudan en atacar incluso a tiburones, con los que comparten
sus cotos de caza.
Hay que tentarlo con equipos de al menos 50 libras y pez vivo como cebo para tener éxito. La picada es brutal y al principio es casi imposible recoger línea. Sin embargo, si el pescador, caña, carrete y aparejos resisten las primeras embestidas, se suelen entregar por lo que los combates, aunque agotadores, son más bien cortos, emergiendo exhaustos a la superficie.
Hay que tentarlo con equipos de al menos 50 libras y pez vivo como cebo para tener éxito. La picada es brutal y al principio es casi imposible recoger línea. Sin embargo, si el pescador, caña, carrete y aparejos resisten las primeras embestidas, se suelen entregar por lo que los combates, aunque agotadores, son más bien cortos, emergiendo exhaustos a la superficie.
Como ya
hemos comentado, la población de este gigante de los mares es vulnerable, por lo
que salvo cuando el ejemplar es excepcional, se suelen liberar.
Existen dos especies de meros
gigantes, ambos de la familia de los serránidos, como también lo son el resto
de meros más pequeños, e incluso la popular cabrilla de nuestras costas, que si
la miramos bien es como un mero en miniatura.
Frecuentan arrecifes y
formaciones rocosas hasta los 200 metros de profundidad e incluso penetran en estuarios, canales y puertos, donde se emboscan
protegidos entre los pilares y diques a la espera de sus presas. Por lo tanto,
estos colosos se pueden capturar tanto desde embarcación como desde la costa. Desde los mismos muelles de instalaciones portuarias o puentes se han
conseguido grandes ejemplares.
En el Atlántico, sobre todo en
la costa oeste, habita el Epinephelus itajara, desde Florida, Caribe y Golfo de
Méjico hasta Brasil. Se tienen también noticias de su presencia al otro lado de
este océano en aguas de Canarias y Senegal.
Su denominación mundialmente admitida por la IGFA (International Game Fish Asociation ) es “Goliath grouper”. Esta asociación, que homologa los récords de pesca deportiva a nivel mundial, según estrictas normas de certificación, establece como récord absoluto para esta especie 308,44 kgr, conseguido también en aguas de Florida en 1961. Todo parece que este registro quedará para la historia de la pesca deportiva.
Su denominación mundialmente admitida por la IGFA (International Game Fish Asociation ) es “Goliath grouper”. Esta asociación, que homologa los récords de pesca deportiva a nivel mundial, según estrictas normas de certificación, establece como récord absoluto para esta especie 308,44 kgr, conseguido también en aguas de Florida en 1961. Todo parece que este registro quedará para la historia de la pesca deportiva.
En los océanos Índico y Pacífico, con una amplia distribución. Desde Japón, pasando por Australia y hasta las costas de Sudáfrica tenemos al otro
mero gigante, Epinephelus lanceolatus, nombre IGFA “Giant grouper”.
Muy popular entre los pescadores aficionados australianos, es incluso uno de los emblemas de la región de Queensland. Aunque se estima que puede llegar al tamaño, o superar, a su pariente del Océano Atlántico, el récord absoluto IGFA se queda en 179,50 kg para un ejemplar pescado en Tanzania en 2004.
En Europa también tenemos
nuestros meros, primos menores de los gigantes representantes del género
“Epinephelus”. El más común y conocido es Epinephelus marginatus, sobre todo en
el Mediterráneo y aunque también lo podemos encontrar en Galicia y mar Cantábrico,
es muy raro en estas aguas.
Raramente sobrepasan los 40-50 kgr, y capturas como las subastadas en las rulas gallegas rondan los 35 kilos son noticia en los periódicos locales, que ya hablan de “meros gigantes”. También son animales muy longevos, siendo un ejemplar de 60 años y 60 kilos el mayor ejemplar conocido. El récord absoluto homologado por IGFA es de 21,25 kgr para un ejemplar capturado en Cerdeña.
Raramente sobrepasan los 40-50 kgr, y capturas como las subastadas en las rulas gallegas rondan los 35 kilos son noticia en los periódicos locales, que ya hablan de “meros gigantes”. También son animales muy longevos, siendo un ejemplar de 60 años y 60 kilos el mayor ejemplar conocido. El récord absoluto homologado por IGFA es de 21,25 kgr para un ejemplar capturado en Cerdeña.
En aguas del Cantábrico, es más
frecuente pescar la “cherna”, Polyprion americanus, un pez emparentado con los
meros aunque no es un mero propiamente dicho, pero por su gran parecido y
similar valor gastronómico con éstos, en las pescaderías y restaurantes no se
les suele diferenciar.
Habita en los cantiles de la plataforma continental a bastante profundidad y se le suele pescar junto con merluzas y besugos, aunque cada vez es más escaso. No suelen ser piezas de más de 8-10 kilos, aunque puede llegar a pesar 100 kgr.
Existen poblaciones de chernas muy repartidas por todo el mundo, y a diferencia de los meros, que prefieren aguas más calientes, a éstos se les puede encontrar en latitudes más frías. El record IGFA es para un ejemplar de 86,20 kgr capturado en Nueva Zelanda.
Habita en los cantiles de la plataforma continental a bastante profundidad y se le suele pescar junto con merluzas y besugos, aunque cada vez es más escaso. No suelen ser piezas de más de 8-10 kilos, aunque puede llegar a pesar 100 kgr.
Existen poblaciones de chernas muy repartidas por todo el mundo, y a diferencia de los meros, que prefieren aguas más calientes, a éstos se les puede encontrar en latitudes más frías. El record IGFA es para un ejemplar de 86,20 kgr capturado en Nueva Zelanda.