La lucerna o golondro es una captura accesoria tanto para pescadores profesionales como para los aficionados y raramente es protagonista en la carta de los restaurantes de pescado, ya que erróneamente no se le tiene en mucha consideración.
No obstante, capturarlo
es siempre una grata sorpresa, ya que se trata de un pez a la vez precioso por
sus colores y curioso por su fisonomía. Además, y por si fuera poco, da mucho
juego en la cocina.
A nuestro
simpático protagonista de este artículo (Trigla
lucerna) se le dan muy diferentes nombres según la región: Lucerna, Bejel,
Golondro, Arraingorri, Nezkazarra...
Hay varias especies muy parecidas y se genera confusión entre ellos en cuanto a sus denominaciones, llamados
genéricamente “perlones” en las pescaderías. Así tenemos al Rubio ( Trigloporus lastoviza), el Garneo ( Trigla lyra), el Cuco (Aspitrigla cuculus) y el Perlón (Eutrigla gurnardus).
Los que alcanzan mayor tamaño son Triga lyra y Triga lucerna pudiendo llegar ambos a los 75 cm y casi los 3 kilos de peso, siendo el tamaño medio 30 - 40 cm.
Son todos bastante
parecidos de aspecto y colorido, siendo el rasgo característico de esta familia
las grandes aletas pectorales como en forma de alas cuando están desplegadas,
por lo que al nadar sobre el fondo parece como si volaran.
Cuentan además con
los primeros radios espinosos de estas aletas transformados en una especie de
apéndices independientes que le sirven para caminar y anclarse sobre el fondo.
Poseen también una vejiga natatoria transformada que les permite producir unos
sonidos a modo de ronquidos que podemos percibir perfectamente cuando los
tenemos a bordo recién pescados.
Antes era
mucho más habitual en la cesta de la compra y se veía más en las pescaderías,
siempre como un pez de segunda, apto para comerlo simplemente
cocido los que tenían que hacer dieta o para añadirlo a sopas o caldos.
Cuando es de buen tamaño, es muy apreciado por los pescadores y gentes de las localidades costeras del Cantábrico, especialmente en Asturias. Existe la creencia de ser un pescado de roca y mucha espina. NO es pez de roca, sino todo lo contrario
ya que le gustan más los fondos arenosos, pero tiene en común con aquellos la
blancura y firmeza de sus carnes y el gusto delicado a marisco. En cuanto a las
espinas, no es un pez complicado de comer ya que la carne se separa en laminas y
las espinas se localizan y quitan con facilidad.
Sobresale en el recetario popular asturiano el
guiso de “golondru” con patatas al estilo de Gijón. Nosotros, en casa los
ejemplares más grandes los preparamos al horno, el pez abierto y sobre un fondo
de patatas panadera; las patatas quedan gloriosas. Los de menor tamaño los ponemos cocidos y con mahonesa o vinagreta. ¡Riquísimos!.
Es un pescado que tarda poco en hacerse
por lo que con unos 10 minutos de cocción es suficiente. También los usamos para sopa
de pescado. Su carne, al salir en lonchas, se puede separar bien de las espinas y
una vez hecho el caldo la reservamos para “tropiezos”, añadiéndolos cuando la
sopa esté terminada.
Plancheados a la espalda también están magníficos.
Receta de Perlón o Golondro al horno:
Abrir el
pescado (¡truco!) dando un corte a lo largo de ambos lados de la espina central, así separamos después los filetes del pescado mucho más fácilmente y ambos lados se harán por igual al no estar la espina sobre uno de ellos.
Freír unas
patatas cortadas en lonchas gordas junto con una cebolla y un pimiento verde en juliana. Cuando se
empiecen a dorar, pasarlas a la fuente de asar.
Poner el
golondro sobre las patatas y salar.
Meter al
horno a 225º. Cuando el pescado empieza a blanquear, añadir un poco de sidra
(sin pasarnos, ¡eh!). Hornear unos 15 minutos.
Preparar un
refrito de ajos con una guindilla de cayena. Cuando los ajos estén dorados, quitar del fuego y añadir una nuez de mantequilla, el zumo de medio limón y
perejil picado. Volver a calentar para que se mezcle todo bien y verterlo sobre
el pescado, que estará aún en la fuente de horno. Dejarlo reposar un minuto y llevar a la
mesa.
GOLONDRO AL HORNO |
PESCA:
El Golondro es, dentro de los peces de su
familia, el más habitual en nuestras capturas. Lo mismo pica pescando a fondo con carnada que entra a los señuelos de curri o de
jigging cuando rascamos con ellos fondos arenosos o de cascajo.
Como es cazador, los cebos en movimiento le atraen, ya sean naturales o artificiales. Se
alimenta de cualquier animalillo que encuentra sobre el sustrato y es muy habitual que al limpiarlos encontremos en su buche pequeños cangrejos de
arena y los típicos gobios de los fondos blandos. También ataca a pequeños peces de pasto y no duda en abandonar
la protección del fondo y ascender unos metros si detecta algún banco de anchoas,
boas o sardinillas.
Cuando
pescamos con carnada a veces se nos escapa su picada ya que suelen quedarse
quietos una vez se clavan. Si son grandes, cuesta separarlos del fondo. Al ir
subiéndolos, despliegan las aletas y hacen gran resistencia, pudiendo decir que
luchan obstinadamente para regresar al fondo.
Los cebos que más les gustan son
las gusanas y cangrejillos, aunque los ejemplares grandes entran bien a la
sardina. Es una presa ocasional aunque bastante frecuente cuando pescamos sobre
fondos de arena, ya sea en playas o en fondos más profundos de bahías o mar
abierto. Cuando más ejemplares pescamos es si andamos tras la breca en los
meses de otoño, sobre todo con la embarcación a la deriva, ya que a ambas
especies (aunque muy diferentes) les gusta frecuentar los mismos sitios y les
atraen los mismos cebos.
BUEN PROVECHO |
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