Anchoa, bocarte o boquerón... esperada con ansia en todo el Cantábrico en los meses de primavera.
Ya sean solamente fritas o rebozadas, las anchoas están exquisitas. Pero se elevan a la condición de manjar preparadas como anchoas rellenas, bien solo con piquillos, o con bonito y tomate, o en este caso como más nos gustan, con pimiento del piquillo y bonito desmigado. Es un “pintxo” clásico
y sabroso donde los haya, pero que las modas por rizar el rizo de unos o de usar en exceso los precocinados o preparados industriales en otros casos, ha hecho que cada vez sea más
difícil encontrarlas en las barras de los bares de tapeo.
Ingredientes por pincho:
2 anchoas de tamaño intermedio.
1 tira de pimiento del pico o piquillo del tamaño
aproximado de la anchoa abierta.
1 cucharadita de bonito en aceite desmigado
Además, huevo batido con una pizca de sal, harina para
rebozar y aceite de oliva para freírlas.
Preparación:
-Abrir las anchoas y quitar la espina.
-Abrir el pimiento y cortarlo a lo largo en 4 tiras (si son
de los más pequeños, en 2).
-Cubrir una de las anchoas por su parte interna con el
pimiento y la otra con el bonito desmigado. Juntar las 2 mitades.
-Enharinar las parejas de anchoas, apretarlas con cuidado
para que no se desmonten y pasarlas por abundante huevo batido (salar las anchoas con prudencia ya que el bonito en aceite ya lleva sal).
-Freir en abundante aceite de oliva. Es mejor hacerlas
de pocas en pocas para controlar que no se nos hagan demasiado y darles la
vuelta con más facilidad.