miércoles, 28 de septiembre de 2016

UNA SALIDA AL BONITO



Hacerse a la mar a por bonitos es la modalidad de pesca veraniega por excelencia en las costas cantábricas, sin menospreciar otras. Son muchos los aficionados a la pesca que no cuentan con embarcación propia o apropiada para el curricán de altura y que se enrolan ocasionalmente con algún patrón que les acoge entre la tripulación. Así nos cuenta su experiencia Javi, gran amigo.


Los puertos de toda la costa adquieren una animación especial las madrugadas de los fines de semana. Mientras los aficionados al trasnoche se retiran con cierto aturdimiento rumbo a la cama, los aficionados a la pesca se dirigen con paso firme hacia el puerto. Este se llena de las luces de los barcos  y del sonido de los motores, las tripulaciones se saludan, se prueban las emisoras, se montan las cañas. Y por encima de todo, se respira una emoción contenida y una sana competitividad.


A BORDO DEL "UXARRE"


Hacia mediados  del mes de junio, recibo una llamada de mi amigo Valen: “Prepárate para el sábado, que salimos”. Ya había hecho los planes, pero el viernes me comunica una mala noticia: “Mañana marejada, así que ni te molestes en venir desde Logroño”.

Habíamos comentado que quizá habría bonitos, pero es cierto que problabemente era demasiado pronto. Mi amigo salió el domingo siguiente al mejorar el tiempo. Me entero de la novedad: han llegado los bonitos a Lekeitio, como no, y el “Pitu” de Valen ha logrado las primeras capturas.

Al enterarme (serían las diez de la noche), pensé: ¡Cbrz!!!, ¡qué suerte tienes!. A la semana siguiente me llamó y me dijo: “Ven el viernes por la tarde, duermes aquí y salimos el sábado de madrugada”.

Dicho y hecho.

Al llegar al puerto me informaron que iba de tripulante con Teo, uno de los mejores patrones que conozco. Entre bromas le pregunté qué haría conmigo si me mareaba. Su contestación fue contundente: “Te tiro al agua…”

El reparto de las tripulaciones quedó como sigue:"“Pitu”" con Valen, Alberto y Joseba y el "Uxarre" con Teo y Javi el riojano, es decir, el menda. 

En fin, como buenos pescadores, cenamos ligerito unos pintxos y un par de vinos y a dormir, que a las 5:00 había que levantarse.

Aunque los pronósticos meteorológicos eran bastante aceptables, el amanecer no podía tener peor aspecto: lluvia fina, algo de viento Norte y por si esto fuera poco, marejadilla con olas de metro y alguna mayor que entraban de todos los lados, lo que se suele llamar " trapallada".

Bueno, así y todo me atreví a navegar. ¡La de panzadas que pudimos dar a la marcha de navegación para alcanzar el pesquero!. Las olas nos pasaban por encima…

Yo iba sentado al lado de Teo, en una silla  de bisagra con una pata de apoyo. En una de estas embestidas, se partió  la pata de la silla y podéis imaginaros la hostia que me di contra el suelo. Perdí hasta la noción de la situación hasta que me di cuenta de que estaba rodando de un lado a otro de la cabina. Imposible ponerme en pie. Teo me ofreció la mano, pero tenía bastante con estar pendiente del timón. Al final pude incorporarme, pero me quede sin silla.


COMIENZA LA JORNADA DE PESCA


Hacia las 7:30 comenzamos a largar los aparejos. Al de poco oímos por la emisora al “Pitu”: “¡Picada!”.

Al Uxarre tardaron en entrar un poco más.

“Pitu”, aquí Uxarre: picada , dos ,tres... Y allá va Teo decidido y empieza a jalar línea y yo metiendo la línea en el carrete. El gancho, ¿dónde está el gancho? Por fin lo coge, acerca el bonito a la puerta y con destreza lo engancha y lo embarca. Así con el siguiente y el siguiente. Tres de una pasada. Aun tuvimos otra de tres, una de dos y dos sueltos.

Lo peor fue que antes de sacar el último, notamos algo en el motor. Daba tirones y no cogía velocidad. Subimos el bonito y comunicamos nuestra situación. Era preocupante, casi sin motor, estábamos lejos de la costa y si  el motor fallaba definitivamente, tendríamos que pedir auxilio. Teo dijo que nos volvíamos, ya que teníamos el cupo. Y así lo hicimos. Hubo tiempo para hablar de todo, incluso de marearme….

No se veía la costa, las horas se hacían interminables. De vez en cuando nos manteníamos en contacto con las demás embarcaciones, que se quedaron pescando y estaban pendientes de nosotros por si había que dar remolque.


Poco a poco se iba viendo la costa, pero parecía que no nos movíamos ni avanzábamos nada. Tras cuatro horas navegando a todo lo que podía el motor, por fin ¡¡¡¡¡¡tierra!!!. Lo agradecí enormemente, pues había zonas en la mar en las que el barco se movía mucho y sin velocidad estaba a merced de las olas. 
Es cuando más aprecias todo, cuando llegas a puerto sano y salvo, algo mareado y tenso. La jornada había terminado.


SALIDA EN EL "PITU III"

Teo reparte el botín y cada uno a lo suyo. Solo espero que la avería no sea muy grave. Hay que salir más días.

Alguien dirá: Si me sucede esto a mí, no vuelvo a montar jamás en un barquito de esos. Pero son cosas que pueden pasar y pasan.

Estoy deseando volver. A ver si la próxima salida no hay incidentes y sí bonitos. 

Hubo una cosa buena y otra mala: la buena es que hicimos el cupo y la mala, la avería. Son cosas para poder contarlas.

Saludos desde Logroño a todos los aficionados, en especial a Teo, gran patrón que siempre transmite confianza y decisión.




Javi el riojano.
HASTA PRONTO.

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