Desde siempre se han cogido en el Cantábrico ejemplares sueltos andando al bonito, sobre todo bien entrado el verano, estos dos últimos años han venido formando buenos bancos. Sean pues bienvenidas.
Entra al curricán con los mismos señuelos que para el bonito. También se puede tentarlos a spinning cuando los localizamos en superficie. Es un pez espectacular tanto por su aspecto como por su lucha a base de saltos, cabriolas y huidas.
Gastronomía:
Se trata por lo general de un pescado apreciado y de alto interés pesquero en las aguas donde es más abundante. La mejor forma de cortarlo es sacando ambos lomos que salen muy fácil.
En las lonjas de pescado del norte de España es muy difícil
de ver, aunque me han llegado noticias de que en este final del verano ha
entrado en cierta abundancia en las de Vigo y Cádiz, en las Islas Baleares y
litoral levantino es posible encontrarlo en las pescaderías provenientes de la
pesca profesional local.
Se trata de un pescado azul, pero de carne de color claro, de gusto delicado y jugoso, con personalidad, nada comparable a otros pelágicos.
La mejor forma de cocinarlo es a la plancha, el tiempo justo para que se hagan las tajadas por dentro pero sin pasarnos demasiado, este pez no es como el atún que lo puedes dejar más crudo.
Hay que comerlo
nada más hacerlo ya que si lo dejas preparado con mucha antelación queda tieso y seco.
En Baleares es muy apreciado y habitualmente se acompaña de pimientos rojos asados.
Y como no podía ser de otra manera, la mejor manera de
probar lo que da de si un pescado es a la bilbaína. Plancheado y con su refrito
de ajitos, guindilla y vinagre.
Así que, por su buena calidad gastronómica y por su alto valor deportivo esperemos que se haga asiduo a veranear todos los años por
nuestras costas cantábricas para poder disfrutarlo tanto en la mesa como en la pesca.