lunes, 3 de junio de 2019

PROBATURA DE ATÚN AHUMADO



Teníamos mucho interés en ver lo que da de sí la carne de un túnido con el tratamiento de ahumado. Y este es el resultado



Una conocida compañía atunera bermeana se ha lanzado a comercializar presentaciones y preparaciones innovadoras frente a lo que es costumbre producir en las conserveras tradicionales.

El atún que comercializa es el que se pesca preferentemente en el Océano Indico, el atún de aletas amarillas o yellowfin, denominado más propiamente como rabil en castellano.

No hay trampa ni cartón, ya que el producto está perfectamente etiquetado y especifica claramente de que especie se trata.





La carne de atún ahumada se comercializa en lomos o fileteado, con claras referencias a los ingredientes y método empleados en su elaboración (sal, azúcar moreno, ahumado con maderas nobles) y fecha de caducidad.

También incluyen algunas interesantes recetas para prepararlo.

Nosotros adquirimos para la prueba un envase de atún ahumado ya cortado. Aunque lo sacamos del frigorífico con suficiente antelación, nos resultó difícil separar las lonchas y se rompieron a pesar del cuidado puesto en ello, lo que afea la presentación en el plato.




 Este pescado no muestra la untuosidad y grasa del salmón ahumado, que facilita separar los filetes al sacarlos del sobre. Tampoco su carne, tras el proceso de marinado y ahumado al que se le somete, queda muy firme, por lo que se rompe fácilmente. Probablemente convendría que el fabricante interpusiera entre las láminas unas tiras de papel film, tal y como lo hacen algunos fabricantes de embutidos.

Al probarlo nos pareció que el ahumado tiene el punto adecuado, dejando un buen sabor y permitiendo descubrir el gusto del pescado, que es delicado. Aunque un poco seco, no está nada salado. Podemos decir que su degustación es muy agradable, aunque esperábamos que diera más de sí.

Conviene aliñarlo con un poco de aceite para potenciar su sabor y combina muy bien con aceituna negra picada, tal como sugieren en una de las recetas.




Como aquí se aprovecha todo, los bordes de las láminas de atún y los restos que se rompieron al sacarlas del envase los picamos para acompañar un gazpacho que rápidamente elaboramos con unas rodajas de sandía, un par de tomates maduros, un trozo de pimiento morrón, un diente de ajo cocido y la miga de media barra de pan seco que había por la cocina. Lo trituramos todo con la batidora, añadiendo aceite de oliva y agua fría hasta conseguir la densidad deseada; aliñamos con sal, tabasco y un par de cucharadas de vinagre de Jerez. El atún con el gazpacho, magistral.

Sospechamos que la presentación en lomo dará más juego, así que sólo nos queda probarlo también.

Maridamos la cata de este atún ahumado con un txakolí blanco vizcaino de Gorka Izaguirre en Larrabetzu. Fermentado sobre lías, de lujo. Cada vez el txakolí vizcaino se parece menos al txakolí tradicional y más a un gran vino blanco.

Creemos que otras conserveras deberían seguir el ejemplo e intentar innovar en las formas de preparar y comercializar los túnidos, pero esta vez con nuestro bonito del norte. Volveremos sobre el tema.





sábado, 1 de junio de 2019

NOTICIAS DESDE LA RIOJA: PESCADO EXCEPCIONAL EJEMPLAR DE TRUCHA




NUESTRO AMIGO JAVI, COLABORADOR EN EL BLOG, NOS MANDA UNA INTERESANTE NOTICIA DE PESCA DESDE LOGROÑO, YA IBA SIENDO HORA DE QUE ESTA TEMPORADA LOS RÍOS Y EMBALSES DE LA RIOJA MOSTRASEN ALGUNO DE SUS PRECIOSOS TROFEOS.







En la mañana del pasado 26 de mayo, con el cielo cubierto y algo de viento, tuvo Roberto que luchar con una hermosa trucha durante un buen rato que se le hizo eterno. Pues el pez que tenía enganchado al final del sedal, cada vez que lo intentaba acercar a la orilla, donde esperaba su hijo con la sacadera, pensando que estaba dominado, éste volvía a sacar varios metros de sedal hundiéndose en las profundidades. Pero Roberto, como pescador experimentado, finalmente pudo recuperar y embolsar la trucha en la sacadera. Esto, sí que es un gran momento.

Éste bonito ejemplar de trucha común capturado en el embalse de Mansilla por Roberto y su hijo, dio un peso de 4,800kg.
Hay que decir que, en los ríos riojanos, de vez en cuando, se hace alguna captura excepcional, de truchas de gran tamaño. Casi todos los años algún pescador da el campanazo y pesca un ejemplar de varios kilos. Pero lo normal es que el tamaño oscile entre los 200 gramos y dos kilos, siendo los últimos muy raros, no porque no los haya sino porque los equipos de pesca de rio están adaptados para peces de menos envergadura. Es muy normal que una trucha grande de rio acabe ganando la lucha y rompa la línea o se vaya del anzuelo, sin más. Lo que produce una gran frustración en el pescador, más que nada porque cuando lo cuentas, no te creen.






En los embalses y pantanos sí que es más habitual hacer estas capturas, aunque tampoco son incontables. Las condiciones del entorno son mejores que las de los ríos trucheros riojanos. Las orillas están más despejadas, no hay corrientes pero si más profundidad con aguas más oscuras.
 Teniendo en cuenta que en los fondos la trucha puede tener alguna defensa, como ramas, árboles, maleza y rocas donde acude cuando se encuentra en dificultades, se puede utilizar una línea más gruesa y mayores anzuelos, lo cual permite al pescador tener más esperanzas de conseguir sacar un ejemplar de los grandes.

En éste caso, Roberto utilizó una caña de lance ligero con monofilamento del 0,30 y un vinilo de 8 cm.

De cualquier forma, es una alegría saber que se puede hacer una buena pesca en los embalses y en los ríos de la región.

Merecido aplauso para Roberto y su trofeo. También para su hijo, que ojalá se convierta en un buen pescador.