viernes, 9 de noviembre de 2018

MARMITAKO DE CALAMAR



Los guisos marineros de patatas con cualquier pescado son muy sabrosos. La combinación patatas y calamar es, en nuestra opinión, la mejor de todas. Especialmente recomendado este plato en otoño, cuando empiezan a entrar los calamares gordos y la patata está en su mejor momento.





 La patata, siendo medianamente buena, absorbe todo la esencia y el gusto del calamar. No se necesita utilizar ningún refuerzo de caldo para conseguir un plato pletórico de sabor.

Eso sí, siempre cuidando la elección del "material"; fundamental usar una variedad de patata para guisar y unos calamares muy frescos.

Las mejores patatas que podemos conseguir en España, para usarlas cocidas o en guisos, son sin duda las gallegas. También tienen mucha fama en el País Vasco, como consumidores patateros, las cultivadas en Álava y las del Valle de Losa en la provincia de Burgos.




En cuanto al calamar, ya sea “ojo grande” o no, la condición fundamental es su frescura. Huid de los que nos presentan aparentemente como frescos, siendo descongelados. Mirad siempre las etiquetas del pescado, ya que son obligatorias.

Cualquier traza de sabor u olor a conservantes, del mismo proceso de congelación y descongelación, o de la falta de frescura, lo absorberá la patata y convertirá un plato de lujo en uno mediocre, (o nefasto).

Para saber más sobre los distintos tipos de calamares podeis consultar el siguiente artículo anteriormente publicado: 
En este caso hemos usado un solo calamar de los gordos. Lo cortamos en cuadrados.


INGREDIENTES PARA 4 PERSONAS...

4 PATATAS GRANDES
1 CEBOLLA ROJA Y OTRA BLANCA, MEDIANAS.
1 PIMIENTO VERDE 
CARNE DE 4 PIMIENTOS SECOS REMOJADOS O 4 CUCHARADITAS DE PULPA DE PIMIENTO ROJO DE BOTE (SI NO LO TENEMOS A MANO, PODEMOS USAR PIMENTÓN DULCE) .
4 CUHARADAS SOPERAS DE SALSA DE TOMATE. 
1 COPA de VINO BLANCO.
1 Kilo APROXIMADAMENTE DE CALAMARES FRESCOS.
AGUA Y SAL.

PREPARACIÓN:

La base para esta receta es empezar haciendo un buen fondo de cebolla y pimiento verde, bien pochados, que coja color doradito.


Dorar muy bien la cebolla, fundamental. El resto de los ingredientes, tenedlos preparados.



Añadir el calamar cortado en cuadrados y rehogarlo bien con la verdura. Añadir la copa de vino blanco y dejar cocer 5 minutos.


Guisar unos minutos el calamar con una copa de vino blanco antes de poner las patatas.



Incorporar las patatas, “triscadas” en pedazos no muy grandes y del mismo tamaño (que no cortadas), que crujan al corte, la carne de pimiento rojo y remover. Dar el punto de sal y cubrir con agua. En aguas duras, calizas, es conveniente usar agua mineral.


Poner las patatas con la carne de pimiento y remover bien con el resto de ingredientes.

Dependiendo de la patata, necesitaremos mantener la cocción 30 o 40 minutos (si se ve que se queda seco el guiso, añadir agua, hay algunas patatas que piden más líquido que otras).  



Cubrir las patatas con agua y dejar cocer a fuego medio unos 30 ´


Cuando la patata ya esté tierna ponemos la salsa de tomate, removemos y dejamos reposar unos minutos fuera del fuego antes de servir.


Finalmente, añadir el tomate y dejar reposar unos minutos antes de servir.



A TENER EN CUENTA PARA QUE SALGA UN PLATO DE 10:

- Para calcular el tamaño de la patata, fijaos que en una cucharada entren al menos 2 pedazos. Que no sean muy grandes, así se hacen antes y cogen mejor el sabor del guiso. Procurad que sean aproximadamente del mismo tamaño. Es importante para que se hagan todos por igual.

-El tomate, ponedlo siempre al final pues si no la patata se endurece.

-Hay que cuidar no salar demasiado los calamares ya que éstos de por sí son salados. 

Pero qué buenos son los platos de cuchara.
BUEN PROVECHO 


sábado, 3 de noviembre de 2018

PESCA DESDE EMBARCACIÓN FONDEADA CON CEBADOR


Estamos a mediados de otoño, por lo tanto en plena temporada para pescar a fondo.Teníamos muchas ganas de ello ya que, desde antes del verano, no hemos visitado los pesqueros cercanos; hemos estado muy ocupados con la campaña de túnidos y con el curricán costero. Volvemos a la pesca de fondo con un aliciente especial: Probar un nuevo juguete, el cebador UFISHPRO.




Para nosotros, el cebado bajo la embarcación en la pesca a fondo es fundamental, concentrando y atrayendo pesca incluso cuando hay muy poca actividad. No es infalible, pues hay días de esos en los que parece que en el mar solo hay agua, pero multiplica exponencialmente las picadas que reciben nuestros aparejos. Ya lo hemos comentado en otros artículos del blog: https://pescaygastronomia.blogspot.com/2016/06/pesca-desde-embarcacion-fondeada-en-el.html

Usamos diferentes métodos para llevar el macizo al fondo, más o menos eficaces a tenor de los resultados que solemos conseguir. Aunque todos tienen sus pros y contras. Así, nos despertaba mucha curiosidad ver cómo iba a responder en esta ocasión el cebador, que para tal efecto, habíamos adquirido.

Las informaciones sobre la abundancia de pescado en los pesqueros habituales no eran muy halagüeñas, más allá de que en los fondos arenosos se estaban dando últimamente bien las brecas y chipirones, cosa que ya habíamos comprobado días atrás.

Decidimos por tanto visitar una piedra que nos suele dar buenos resultados y poco frecuentada, ya que el fondo es complicado con escalones y bastantes enganches. Ya la habíamos probado recientemente un par de veces pero practicando el slow jigging (con escasos resultados, todo hay que decirlo).




El cebador UFISHPRO es muy sencillo de preparar. Lo primero es meter unos plomos en el embolo que empuja el macizo. En la base se puede soltar una tapa y añadir más peso, pero nosotros optamos por atar un fusible con pita del 0,60 y media braza de largo (el aparato ya viene preparado para ello), y colgar un plomo de medio kilo.

La profundidad a la que íbamos a pescar era de 65 metros y con posibilidad de enganches, así que de esta forma pretendíamos conseguir que el cebador profundizara más rápidamente, previniendo la posibilidad de perderlo al quedar atrapado en alguna roca,  levantándolo un par de metros una vez el plomo tocase fondo.

La operación de cargar la pasta de pescado es limpia y sencilla. La boca del cebador es amplia y posee gran capacidad. Además, la rejilla se puede cerrar para evitar los derrames y ensuciarlo todo mientras lo llenamos. Eso si, hay que acordarse de volver a abrirla antes de sumergirlo... Nosotros el día que lo estrenamos realizamos varias cargas siempre a media capacidad para que el balde de macizo nos durara todo el día.




Aunque las aberturas del cebador son lo suficientemente grandes para permitir salir la pasta sin obturarse, en este caso usamos una preparada industrialmente con sardina y anchoa. Decidimos pasar un par de veces la batidora para triturar los restos de cabezas y espinas de pescado que siempre quedan y pueden acumularse, cegando la rejilla.

Cebamos varias veces y durante toda la jornada; unas con la pasta sola para conseguir un cebado rápido y en extensión y otras añadiendo arena, pan rallado o arroz para conseguir que el macizo caiga al fondo y se mantenga más tiempo bajo la embarcación.

Como conclusión, el cebado fue muy satisfactorio con la pasta sola ya que apenas quedaron restos cuando fuimos a volver a cargar. Sin embargo, el añadir pan rallado no fue buena idea ya que la pasta se apelmaza y no sale con facilidad. Añadir arena funciona en el plano del cebado pero tampoco es buena solución pues dificulta abrir y cerrar la tapa al incrustarse y ensuciar la rosca. Por último, también funcionó estupendamente añadir arroz; de esta forma vimos que la salida del macizo se ralentiza, pero sin obturarse ni apelmazarse, ya que se necesitó más tiempo, para que el cebador se vaciara, que con pasta sola, pudiendo espaciar así más las cargas.



Samuel, el fabricante y diseñador del aparato nos había recomendado añadir trigo, pero usamos el arroz, que es lo que teníamos por casa.

Montamos el cebador en una caña provista de un veterano carrete de curri que ya ha prestado mil servicios a bordo y que tiene la suficiente fuerza y línea resistente para subir y bajar el cebador con facilidad.

Por una parte, la caña, al ser flexible, potencia el balance del conjunto plomo + cebador para facilitar la dispersión del contenido y el carrete permite no tener que andar con rollos de cuerda y líos en la cubierta. Es como si tuviéramos una caña más pescando, sin más engorro. No entorpeció en ningún momento la acción del resto de las cañas.


Montamos el cebador en una caña de curri a modo grúa.

Al principio lo colocamos en una banda de la embarcación aunque finalmente lo centramos en la popa, que es donde más tiempo estuvo. La ausencia de corriente facilitaba operar sin problemas pero por otra parte no favorecía en absoluto la dispersión del macizo. Siempre hemos comprobado que la presencia de algo de corriente es positiva para la pesca a fondo cuando nos ayudamos del cebado.




Ante estas condiciones, calma chicha y ausencia de corriente, solo cabía otra cosa y era esperar y confiar en la acción del cebado.

Nada más llegar al pesquero, a eso de la una del mediodía, apenas un par de cabrillas atacaron nuestros cebos, pero tras un par de horas cebando y encarnando los anzuelos empezamos a tener presencia de pez pequeño que nos limpiaba habilidosamente los pedazos de sardina que poníamos en el anzuelo.


Montamos las cañas para los calamares, en el centro entre las dos
cañas con aparejos de fondo y el cebador a popa.

Así que, aunque era mediodía y el solazo estaba en todo lo alto, decidimos sacar un par de cañas para tentar los calamares que pudieran ser atraídos por el olor del salazón y los peces de pasto. Fue una decisión acertada pues a los pocos minutos tuvimos picada en las dos cañas a la vez; salieron dos buenos tubos (Loligo forbesii).


El "capi" Teo controlando la banda de babor.
Alguna faneca salio bastante hermosa

A la par empezamos a sacar en el resto de cañas peces pequeños, algunos chicharros negros, cabrillas y fanecas, pero los grandes calamares desaparecieron, aunque estábamos convencidos que andarían por allí tras los peces que atraíamos con el cebado.






La cosa se fue animando, trascurriendo la tarde con algunos peces de más calidad,  varias chopas y una mojarra, hasta que el “capi” Teo, informó: “ojo, que son las cinco, la hora del pargo”. Y así fue. Salió un bonito ejemplar justo a esa hora, lo que nos animó a meter más macizo en el cebador, esta vez con arroz.





Con la caída del sol tuvimos varias picadas de calamares, aunque solo pudimos subir otros dos ya que varios se escaparon e incluso uno nos rompió el terminal llevándose el pajarito. ¿Como tendría que ser el ejemplar teniendo en cuenta el tamaño de los que ya habíamos sacado?.


Aun estaba por llegar la sorpresa final.

Entre los 4 calamares que sacamos pesaron 8 kilos. Pero la sorpresa vino al final, cuando estábamos para irnos; a la última caña por recoger que teníamos calada junto al cebador entró un abadejo de los gordos.



Es de reseñar cómo los calamares también atacaron los anzuelos en los que picaban los peces pequeños, lo que nos provoco más de un lío, ya que eran grandes ejemplares y fueron capaces de llevarse los aparejos en el fondo unos contra otros al intentar comerse los peces prendidos en los anzuelos, esto está claro que es gracias a la atracción que genera el cebador. La próxima vez les esperaremos más preparados.


Los calamares atacaron los peces pequeños que picaban a los anzuelos,
dándoles buenos bocados y arrastrando los aparejos.

En resumen, una jornada que en principio nos parecía que no iba a deparar nada interesante, gracias a la paciencia de los pescadores y al trabajo del cebador se transformó en un día para recordar gracias a la calidad de las capturas.





Como cualidades a destacar de nuestra primera experiencia con este cebador están la facilidad de manejo, la limpieza y la eficiencia. Otro de los puntos claramente fuertes del cebador UFISHPRO es su gran capacidad de carga, lo que permite hacer cebados masivos en un momento determinado, no obstante en esta ocasión, esta capacidad no la hemos valorado tanto ya que preferimos realizar numerosas operaciones de cebado durante toda la jornada, como ya hemos comentado, ésto apoyado sobre todo por la comodidad de la operación de llenado, una de sus  principales cualidades. Con lo cual no da trabajo en exceso repetir las bajadas y subidas tantas veces como se crea conveniente, pero tal vez, y por poner un pero, las dimensiones del aparato para dotarle de gran capacidad de carga penalicen la resistencia que opone al bajarlo y subirlo, sobre todo a profundidades como a la que estuvimos pescando o mayores.






Hemos probado cantidad de inventos a bordo; profundizadores, excitadores, señuelos "infalibles", etc., y muchos de ellos los hemos desechado, pero está claro que este chisme se queda a bordo con la intención de sacarle más partido aún, y aprender a usarlo con más efectividad y en más escenarios de pesca. Sobre todo el tipo de pasta y el punto que le debemos darle para ser más eficaz es un tema que hay que estudiar aun más a fondo.

Para conocer más sobre los tipos de calamares podeis consultar otro artículo del blog:
https://pescaygastronomia.blogspot.com/2018/02/chipiron-o-calamar-criterios-para.html