domingo, 15 de julio de 2018

EL PESCADOR INVISIBLE



Recientemente, se ha sabido que la European Anglers Alliance (Asociación de Pescadores deportivos europeos), con el apoyo de EFTTA (European Fishing Tackle Trade Association), está desafiando al Consejo Europeo por su decisión de prohibir la pesca recreativa de lubina y argumenta que la decisión crea una discriminación injustificada entre ciudadanos europeos y viola el principio de proporcionalidad.




La EAA denuncia que el Consejo de la UE tomó la decisión sin basarse en ningún dato objetivo sobre poblaciones de lubina y no se ajusta a la reglamentación de la política pesquera común, ya que no se ha tenido en cuenta el impacto socioeconómico de la pesca recreativa.

EL secretario general de EAA, ha comentado: "La decisión viola los derechos humanos de los miembros de la pesca recreativa. Como cuestión de principio, nos parece totalmente injusto que no se pueda capturar ninguna lubina mientras que los barcos de pesca comercial pueden capturar, desembarcar y vender. Es el mundo al revés. Los peces son un recurso público y se debe dar prioridad al público en general sobre este recurso sobre otros explotadores".

Desde hace unos años, la lubina como recurso pesquero está en el punto de mira de la gestión pesquera, ya que parece que hay sobreexplotación, sobre todo al norte del Cantábrico, así que los estados tienen, entre otras cosas, que declarar las capturas tanto de los pescadores profesionales como de los deportivos, a fin de poder evaluar bien la situación.

En cuanto a la lubina, hablamos de pescadores de caña que podemos tener más impacto de lo que pensaríamos. Los datos estimados de la CAV son de 116 toneladas en 2016.

Hay que observar que es una mera estimación, teniendo en cuenta diferentes informaciones que manejan los técnicos de AZTI, ya que no existe un registro de capturas para la pesca recreativa, pero desde luego somos una fuerza pesquera importante y como tal deberíamos ser considerados, tanto por derechos adquiridos de cuota de pesca como también de cara a las obligaciones que podrían derivar de nuestra actividad. A las duras y a las maduras, pero también a las maduras.

El sector de la pesca deportiva se está desarrollando cada vez más. Nuevas técnicas, materiales cada vez más sofisticados, embarcaciones cada vez más asequibles y prácticas para la pesca deportiva…hacen que se haya convertido una actividad económica a tener en cuenta.

Hay algún estudio realizado sobre el retorno económico que representa para la sociedad un kilo de lubina pescado por un barco profesional y otro por un pescador recreativo; el valor añadido que genera el kilo de lubina capturada de forma recreativa es varias veces superior. La pesca recreativa no se lleva ningún tipo de subvención, tiene más impuestos, es una opción de ocio y aquí el pescador no repara en gastos.




Esta noticia, que puede ser la gota que colme el vaso, me ha hecho reflexionar sobre el papel que tenemos los pescadores vascos y españoles a la hora de defender nuestros derechos. Desde luego, vista la decisión con que lo hacen nuestros colegas europeos, no puedo más que morirme de vergüenza y envidia.

Somos muchos los aficionados a la pesca recreativa en el mar. En el año 2013 había más de 67.000 licencias para pesca de superficie en el País Vasco, y más de 2.700 embarcaciones recreativas con autorización para pescar, según datos publicados por el Gobierno Vasco.

Como podéis ver, somos muchos, pero mal organizados. Nos preocupamos de salir a pescar cuando se puede y poco más, que ya es mucho, pero hoy en día es a todas luces insuficiente esta actitud si queremos seguir pescando muchos años.

Venimos estos últimos años de una serie de decisiones de las diferentes administraciones en las que se cercenan y ningunean los derechos históricos de los pescadores deportivos y recreativos del estado español.

En primer lugar, nos prohibieron en la práctica la pesca del atún rojo, dejándonos con una ridícula cuota de pesca, mientras que los profesionales pueden seguir pescando, aunque con limitaciones.

Ha habido tímidas protestas de algunos clubes de pesca del Mediterráneo, pero aunque el atún rojo ya ha superado el peligro en que se encontraba por su sobreexplotación por las flotas profesionales, nuevamente este año el permiso para la pesca deportiva en aguas españolas apenas ha durado 15 días.

Esta limitación no se observa en nuestros países vecinos, luego la discriminación entre ciudadanos de la UE está clara.




También tuvo cierto eco entre los pescadores deportivos de la península la nueva reglamentación canaria de diciembre de 2015 para la pesca en estas aguas, que hace una larga descripción de diferentes artes, normas, buques y restricciones y tiene como objetivo fundamental –según dice– garantizar una explotación sostenible de los recursos pesqueros.

 La regulación va dirigida al sector pesquero profesional, pero hay que saber que estas prohibiciones también son aplicables a la pesca recreativa y, en concreto, provocó mucha polémica la prohibición del “jigging” para los pescadores recreativos, probablemente cediendo a las presiones de los profesionales, los cuales parece ser se quejan de la competencia de los pescadores aficionados, ya que con esta novedosa técnica de pesca los recreativos se pueden hacer con capturas que antes eran trofeo exclusivo de los profesionales.

Además, esta prohibición se tomó sin tener datos reales del impacto del “jigging” en las pesquerías, ni tampoco considerando, nuevamente, el impacto socioeconómico de la pesca recreativa.

Pero además hoy en día el pescador deportivo no solo compite con la voracidad de la pesca profesional, competencia que siempre ha existido, aunque realmente unos y otros saben cual es el sitio de cada uno. Por si fuera poco, muchos de los profesionales también son pescadores recreativos, sobre todo cuando se retiran de su oficio.

Actualmente, el entorno de la franja costera, ya sea en tierra, (puertos, playas, rías, calas, acantilados, etc.), o en la mar, sobre todo las primeras millas, donde desarrollamos preferentemente nuestra actividad, es codiciada por cada vez más colectivos.

Surferos, padelsurfistas, windsurfistas, submarinistas, veleristas, remeros, piragüistas, bañistas y demás, van desplazando a los pescadores de sus puestos tradicionales y limitando el ejercicio de nuestro deporte. Si, ya se que el mar es de todos, pero certifiquemos un hecho; nosotros los pescadores ya estábamos antes de esta colonización...

Todos están en el derecho de poder disfrutar del contacto con el medio marino y se trata de compatibilizar unas actividades con otras, pero da la casualidad de que, en la práctica, la única actividad que está regulada y restringida en muchos casos es la pesca.

“Si los pescadores no peleáis vuestros derechos históricos, os terminarán por echar de la costa”, me decía ya hace unos cuantos años un técnico de la administración vasca y compañero de la carrera de Biología. Hoy es el día que estas palabras resuenan en la cabeza cada vez con más fuerza.

Pero no echemos balones fuera, que gran parte de la culpa la tenemos los propios pescadores. Tradicionalmente, el pescador de caña ha sido muy individualista y celoso de sus secretos, difícilmente se ha relacionado con el mundo no pescador, “los mirones” que vienen a “molestar”, refugiándose cada vez más en la nocturnidad o en acantilados casi inaccesibles.

Poco dados también a compartir la información con otros pescadores, muy poco dados al asociacionismo, mirando con recelo a las autoridades e ignorantes hacia la Administración... Conclusión: nos hemos hecho invisibles, y hoy en día lo que no se ve, NO EXISTE, luego si no existes NO TIENES DERECHOS. Yo mismo entono el “mea culpa”.





INVISIBLES A LA SOCIEDAD…Pero ¿Qué sabe la sociedad sobre la pesca recreativa y deportiva? Como mucho la gran mayoría piensa que es una afición aburrida, sedentaria y además matamos animales.

En este sentido, en un estudio publicado recientemente y titulado “Análisis de la flota recreativa y su impacto socioeconómico y pesquero en Euskadi” calculaba en 60 millones de euros el impacto directo de la pesca recreativa desde embarcación entre los años 2008 y 2009.

A este dato habría que sumarle lo que mueve la pesca desde costa, que como tiene más practicantes claramente tiene que ser aún mayor.

Además, en los últimos años se ha desarrollado con gran auge el turismo de viajes de pesca y alquiler de embarcaciones deportivas de pesca y chárteres que cada vez mueve más dinero.

Los pescadores vivimos en una especie de burbuja. Deberíamos dar a conocer más nuestro mundo. El asociacionismo, pertenecer a un club de pesca, estar federado, etc. está poco arraigado en España, y aún menos en el País Vasco. 

INVISIBLE A LOS MEDIOS DE COMUNICACIÓN… Alguna vez aparecen pequeñas noticias en la prensa, como que en la ría de Bilbao se monta una escuela de pesca para los más pequeño. En su día estuve federado, aunque el interés para estarlo es básicamente competir y yo no tengo esta aspiración. 

Creo que sería bueno que aparecieran más noticias en los medios sobre estas competiciones o actividades. Ha tenido un impacto positivo de las redes sociales el hecho de estar en contacto entre pescadores de muy diferentes sitios. Podríamos aprovechar este tirón para hacernos más visibles. 

INVISIBLE A LA ADMINISTRACIÒN. Hoy en día, somos transparentes, no existimos.

 Nos lo podríamos también aplicar, por ejemplo; declarando lo que pescas. Esto siempre es bueno; si no, no existes y no te van a dejar pescar.

Parece una incongruencia, pero es así como funciona la Administración. Todos los que tenemos la licencia de pesca de altura para túnidos y merluza, sabemos que estamos obligados a declarar el desembarque de las capturas, pero ¿cuántos y cuando lo hacemos?. Sabemos realmente por qué y para qué hacerlo y no tenemos el hábito de hacerlo.

El caso más sangrante ha sido el ya comentado del atún. Como no hemos declarado nunca las capturas no te asignan cupo, así que no pescas… pero la Administración se debería también poner las pilas. Existe una licencia por la que te cobran unos cuantos euros cada varios años cuando la renuevas, por permitirte pescar y poco más, siendo el mar un bien público, pero ¿qué hace la Administración en favor de los pescadores?. Yo la verdad creo que nada de nada, salvo limitarte y tenerte censado.

 Volviendo por donde hemos empezado, la lubina. Por ejemplo, ¿por qué no aunar esfuerzos y entregar un formulario de declaración de las pescas de lubina junto con la licencia? Si la Administración transmite al pescador con claridad el valor de hacerlo, creo que todos colaboraríamos.

Existe también un plan estratégico para la pesca recreativa, muy bien elaborado, en el País Vasco, pero que claramente tiene dificultades para implementarse. Sería triste que algo que puede aportar mucho valor se quedara en un cajón, ya que a mi entender no hay comunicación fluida entre la Administración y el colectivo de pescadores.

Estas reflexiones a mí personalmente me llevan a la siguiente conclusión:

DEBEMOS PONER MÁS DE NUESTRA PARTE SER MAS VISIBLES, VENDER NUESTRA ACTIVIDAD AL PÚBLICO Y LA ADMINISTRACIÓN, COMPARTIR DEBERES Y ASÍ PODER RECLAMAR NUESTROS DERECHOS



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