lunes, 4 de enero de 2016

PESCAR TRUCHAS EN LA RIOJA: ¡QUE TIEMPOS AQUELLOS!


   NUESTRO BUEN AMIGO JAVI, PESCADOR DE RÍO Y DE MAR , CAZADOR DE PELO Y PLUMA Y BUEN COCINERO, COMPARTE CON NOSOTROS EN ESTA OCASIÓN UNAS REFLEXIONES SOBRE EL ESTADO ACTUAL DE LA PESCA DE LA TRUCHA EN LA RIOJA. ESPEREMOS QUE PRÓXIMAMENTE TAMBIÉN COMPARTA CON NOSOTROS ALGUNAS DE SUS EXCELENTES RECETAS DE CAZA QUE NOS HA PREPARADO EN MÁS DE UNA OCASIÓN


TRUCHA DEL RÍO NAJERILLA

¡Hola amigos!

Soy aficionado a la pesca desde bien pequeño. Recuerdo los días que iba con mi padre a pescar al río Iregua, al Najerilla o al Leza. Se pasaba el tiempo sin tener noción de cómo corría. Sólo cuando tenía hambre, frío o se hacía de noche, era señal de que había que regresar a casa.

Siempre había alguna trucha; los días de fortuna era un placer pescar. Se escapaban algunas, pero no importaba porque llevabas dos o tres o más en la cesta y eso hacía que el día hubiera merecido la pena. Además, entonces era más fácil pescar una trucha de 700 gramos que una de 125.

Conforme iban pasando los años, me daba cuenta que ya no había truchas tan grandes, ni picaban tanto, ni se cebaban a la masa. En pocos años, la pesca cayó en picado, tanto que empecé a preguntarme si valía la pena madrugar, coger cebo, comprar anzuelos, cucharillas y cañas y por si fuera poco, pagar una licencia de pesca, para ir al río sabiendo que no ibas a pescar nada. Así durante muchos años.

Por fin, a algún lumbreras de Medio Ambiente se le ocurrió que podía ser como consecuencia de la sobrepesca. Eso se arregla con exámenes para obtener la licencia de pesca y restricciones tanto de zonas pescables, como de capturas, cebos y artes de pesca.

Al tipo en cuestión se le debió encender una lucecita en la cabeza cuando ideó esto. Pensó más en hacer un negocio de nuestro ríos, que en una buena gestión para la recuperación de la trucha común (Salmo trutta). ¡Un fuerte aplauso!.

Por cierto, a fecha de hoy sigue habiendo tantas truchas comunes como hace 10 años: muy pocas, a pesar de haber sangrado a los aficionados.

Quizás si hubiese pensado en proteger la trucha, debería haber empezado por saber algo de su hábitat, la sensibilidad que tiene esta especie a la contaminación, los cambios bruscos del caudal de los ríos, el rellenado de pozos y vaderas por motivos ajenos al propio río, la invasión de su medio ambiente por centenares de pisa-ríos y la presión que en general les produce todo lo ajeno a la propia vida de los ríos (ganadería, presas, vertidos incontrolados, vehículos, limpiezas de contenedores y depósitos, pesca con métodos ilegales como los aparatos eléctricos, que las aturden, y el envenenamiento de las aguas, entre otras).

En fin, pago licencia, acepto las restricciones, soy legal 100%, pero truchas, ni una.

Bueno, después de haber contado unas referencias de la pesca de la trucha común, he de decir que los ríos riojanos han sido siempre trucheros por excelencia, desde la cabecera o nacimiento, hasta la desembocadura en el Ebro.

En lo referente a su gastronomía, puedo decir que, además de la trucha común, en estas aguas viven otras especies como la arco iris y el salvelino.

Su veda se levanta en abril y dura hasta agosto. Para mí, una buena trucha debe pasar de los 500 gramos y su época mejor es a finales de temporada, cuando están gordas y con grasa, lo que les permitirá sobrevivir en invierno.

Lo que me gusta hacer con ellas es dejarlas en el frigorífico un par de días, tapadas con un trapito húmedo después de haberlas eviscerado (si las cocinas recién pescadas, la carne se rompe).

Tanto en un buen trozo frito en la sartén, previo paso por harina, cómo marinada muy suavemente, a la plancha o en escabeche, constituye un bocado suculento.

No recomiendo el horno, pues si no lo controlas quedan secas y pierden grasa y textura. Hay que dejarlas bien selladas y por dentro tienen que quedar un poco sin hacer del todo, como en el caso del salmón.

Así se podrá apreciar lo que de verdad es una trucha común, con un sabor sutil a río, a mineral, a los pequeños moluscos y crustáceos que ingiere. Aconsejo no ponerle demasiados aderezos, pues ocultarían su sabor delicado.

En cuanto al acompañamiento, los rosados y blancos no muy secos le irán de maravilla. Los tintos es posible que realcen algo el sabor a pescado.

¡Ala!, otro día más. ¡A disfrutar!. Por cierto, en La Rioja también hay caza, huerta y setas… Hablaremos de ello.
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UN SALUDO PESCADORES¡¡¡¡
JAVIER